Autora: Terapeuta Claudia Redlinger Wasserman
Como psicóloga, he tenido la oportunidad de trabajar con muchas personas que enfrentan diversos desafíos en sus vidas. Uno de los problemas más comunes y menos comprendidos es la ansiedad social en la adultez. Es un trastorno de ansiedad caracterizado por un miedo intenso y persistente a ser juzgado negativamente en situaciones sociales o de desempeño. Y aun que se habla más de ello en niños o jóvenes, es algo presente en adultos y puede afectarnos en diferentes ámbitos de nuestra vida.
¿Qué es la Ansiedad Social?
La ansiedad social va más allá de la timidez o el nerviosismo ocasional que todos podemos experimentar antes de una presentación o un evento social. Para quienes padecen de ansiedad social, estas situaciones pueden ser tan temidas que llegan a ser evitadas a toda costa, afectando significativamente la calidad de vida.
Los síntomas de la ansiedad social pueden variar en intensidad y pueden incluir:
- Físicos: Palpitaciones, sudoración, temblores, tensión muscular, mareos, problemas gastrointestinales.
- Emocionales: Miedo intenso a situaciones en las que uno puede ser juzgado, preocupación excesiva por días o semanas antes de un evento social, miedo a que otros noten los síntomas de ansiedad.
- Conductuales: Evitación de situaciones sociales, necesidad de alcohol o drogas para enfrentar eventos sociales, aislamiento.
La ansiedad social puede tener múltiples causas, incluyendo:
- Genética: La predisposición a la ansiedad puede heredarse.
- Experiencias Negativas: Situaciones de acoso, rechazo o humillación en la infancia o adolescencia.
- Temperamento: Personas naturalmente más introvertidas o tímidas pueden ser más propensas.
- Disfunciones Cerebrales: Alteraciones en la función de neurotransmisores como la serotonina.
¿Cómo nos afecta?
En la adultez, la ansiedad social puede tener un impacto significativo en áreas clave como el trabajo, las relaciones personales y en situaciones de desarrollo personal.
Para entenderlo mejor comparto contigo algunos ejemplos de situaciones comunes y algunas estrategias que puedes utilizar:
Presentaciones en el Trabajo
Ejemplo: María es una profesional competente y respetada en su campo. Sin embargo, cada vez que debe presentar un informe en las reuniones del equipo, experimenta una ansiedad abrumadora. Siente que todos los ojos están sobre ella y teme hacer el ridículo o cometer errores.
Estrategia: Para enfrentar esta situación, María puede practicar su presentación varias veces antes del evento, utilizando técnicas de relajación como la respiración profunda para calmarse. También puede beneficiarse de la reestructuración cognitiva para desafiar pensamientos irracionales y reemplazarlos con pensamientos más positivos y realistas.
Interacciones Sociales en Eventos
Ejemplo: Juan evita asistir a eventos sociales, como fiestas o reuniones familiares, porque se siente extremadamente incómodo al hablar con personas que no conoce bien. Teme ser juzgado negativamente y a menudo se queda en un rincón, sintiéndose aislado.
Estrategia: Juan puede establecer pequeños objetivos para cada evento, como hablar con al menos dos personas nuevas. Practicar habilidades sociales y recordar que es normal sentirse nervioso en nuevas situaciones puede ayudarle a reducir su ansiedad. Además, puede usar la técnica de exposición gradual para enfrentarse a estas situaciones de manera progresiva.
Comer en Público
Ejemplo: Carlos se siente muy ansioso al comer en restaurantes o cafeterías, especialmente si está solo. Le preocupa que los demás lo observen y juzguen la forma en que come o lo que pide.
Estrategia: Carlos puede comenzar por exponerse a situaciones menos intimidantes, como comer en un café poco concurrido, e ir aumentando gradualmente la dificultad. Practicar la atención plena (mindfulness) puede ayudarla a centrarse en el momento presente y disfrutar de la comida sin preocuparse tanto por las opiniones de los demás.
Hacer Llamadas Telefónicas
Ejemplo: Julia tiene dificultades para hacer llamadas telefónicas, incluso para tareas simples como pedir una cita médica. Le preocupa no encontrar las palabras adecuadas o parecer incompetente.
Estrategia: Julia puede preparar un guión con los puntos clave que necesita abordar durante la llamada. Practicar con un amigo o familiar también puede aumentar su confianza. Con el tiempo, la repetición de estas llamadas puede disminuir su ansiedad.
Participar en Clases
Ejemplo: Leonardo disfruta aprender cosas nuevas, pero evita inscribirse en clases o talleres porque teme ser llamado para hablar en público o trabajar en grupos. La idea de interactuar con compañeros de clase la pone muy nervioso.
Estrategia: Leonardo puede iniciar con clases más pequeñas o en línea, donde la presión de interactuar es menor. Participar gradualmente en actividades más interactivas puede ayudarle a construir confianza. La práctica de técnicas de relajación y la preparación previa para posibles preguntas también pueden ser útiles.
Algunas de las terapias que recomiendo para trabajar con la ansiedad social son la Terapia Cognitivo-Conductual, la terapia de aceptación y compromiso, entrenamiento en relajación o técnicas de mindfulness y terapias de grupo dedicadas a trabajar ansiedad social.
Si te identificas con los síntomas o estos ejemplos, no dudes en pedir ayuda y buscar a tu terapeuta para poder empezar a trabajar en ello. La ansiedad puede ser muy incomoda, pero tenemos muchas formas de aprender a acompañarnos con ella.
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